Por Jimmy Calla
Ahora todos sabemos lo que el actual ministro de Educación guardaba como el mayor secreto de su sinuosa trayectoria: fue echado (estar obligado a retirarse por reiterada incompetencia académica es lo mismo) de la Pontificia Universidad Católica del Perú por incompetencia contumaz, por su reiterada incapacidad ante la exigencia de estudios e investigación que toda Universidad seria exige.
Quienes conocieron en sus épocas de universitario a este individuo, emblema de la mediocridad junto a la infamia, recuerdan que Javier Diez Canseco tuvo una ardorosa polémica con Carlos Roca, otro aprista de triste recordación; y que Javier fue tan demoledor con sus argumentos, que estos farsantes salieron del recinto universitario “con la cola entre las piernas”. El susodicho Chang, cobarde y matón además de mediocre, no tuvo más salida que decirle “¡cojo!” a quien los había derrotado tan ignominiosamente, lo que seguramente causó a Javier carcajadas y desprecio... Es lo mismo hoy hace con su Presidente-patrón: ofendernos como “comechados” e “incapaces” a los maestros peruanos.
Sería bueno que las autoridades de la PUCP informen oficialmente sobre este fracasado ex alumno, que cuando hizo Estudios Generales, en Ciencias, con código 19750184 -como está consignado en su carné universitario-; este José Antonio Chang Escobedo desaprobó... ¡cuatro (4) asignaturas!, con 08, 04, 10 y 05 en el Tercer Ciclo; ¡y volvió a desaprobar con 06, 09, 03 y 10 en el Cuarto Ciclo!,... ¡y tampoco pudo aprobar en el Quinto, porque sus notas fueron 09, 09, 10 y 06!. O sea, y empleando el lenguaje de Ajá (uno de los diarios favoritos del MED), Chang “es más burro que el asno”, claro que con las disculpas de los animales.
José Antonio Chang Escobedo (a) El Chino, nunca perteneció al tercio superior: él es, y siendo generosos, símbolo del décimo inferior; por ello, sus changchadas definitivamente no pasarán. Es así que tuvo que entrar “por la ventana” a la Universidad Villarreal, por supuesto que con ayuda de su padre, Eugenio Chang, quien era Decano de la Facultad de Educación, y luego Diputado; quien ostentaba, como toda autoridad villarrealina, una cuota de poder en las esferas superiores del “partido del pueblo”, que utilizó por su hijito mimado, por lo que él casi nunca asistía a clases, dándose, eso sí, la "dolce vita", seguro de que siempre sería aprobado en las materias, pero siempre “con las justas” o “por agua caliente”. Hasta hoy se comenta cómo habían cursos a los que este pésimo alumno nunca asistió; pero nadie se explica cómo concluyó con notas aprobatorias; con "actas adicionales" con un solo nombre y una sola nota: él y la de él, el hijo protegido del Decano todopoderoso. Esto está registrado en Registro Central de la UNFV; allí este alumno-burro -siempre según Ajá- tiene ¡¡¡52 "actas adicionales" de 52 asignaturas!!!; atención: "actas adicionales-personales". Pero lo que es caricaturesco hasta el absurdo, es que ¡en un solo día aprobó... diecinueve (19) asignaturas!; y fue el mismo día en que José Antonio Chang Escobedo ¡recibió sus certificados promocionales!.
Este traficante de la educación, que entregó su vehículo privado para el tristemente famoso chuponeo en la época del fujimorismo; que vendía títulos a sus más íntimos, como son los casos concretos de su guardaespalda -quién se hace llamar "Licenciado"-; y de su chofer -a quien le gusta que le digan "Doctor"-, ha superado todo lo imaginable, pues a su socio y cómplice Oscar López Meneses lo ha hecho “Odontólogo” sin siquiera saber aplicar una inyección. También vendió el grado de Bachiller en Derecho al general Carlos Rada Pérez, y a otros más, que incluso aparecen con toda desfachatez acompañándolo -con los demás ministros-recaderos de Alan García-, en las fotos de los periódicos del día; o en las conferencias de prensa que él desarrolla. Allí aparecen estos sujetos de indigna reputación y son los que hoy rodean a Chang, y prácticamente han tomado el MED en beneficio de su banda delincuencial. ¡Y piensan, en su lógica de matarifes de profesión con acreditaciones falsas, que no los vamos a reconocer!
Que, como se sabe, José Antonio Chang Escobedo, para quitarles -a los dominicos- la Universidad Privada San Martín de Porres y convertirla en su negocio principal, obtuvo una Maestría fraudulenta, para luego, ilegalmente por cierto, ser “Decano”, y después, otra vez irregularmente, ser “Rector”, violando la Ley Universitaria y el propio Estatuto de la UPSMP, todo ello con la ayuda del Poder Judicial y del mismo jefe mafioso de la época y amigo suyo: Vladimiro Montesinos Torres, vía Oscar López Meneses y el frustrado candidato al Tribunal Constitucional Javier Ríos (abogado de Chang Escobedo en sus pleitos mafiosos). También tiene en su currículo lumpen-delincuencial, la presunta muerte de los catedráticos Carlos Tovar, Lucio Huamán y Rolando Pecho Caycho, muertes que se deben investigar, crímenes que no deben quedar impunes...
Que este graduado-burro (otra vez el estilo de Ajá ) donó a Blanca Nélida Colán -la Fiscal de la Nación por hechura y a satisfacción de la dictadura mafiosa Fujimori-Montesinos-Hermoza) ¡treinta (30) mil dólares! Pero todos se preguntarán: ¿por qué tiene tanto poder este burro ilustrado? Es que él compra conciencias turbias y necesitadas de vil metal; compra los canales de televisión, compra los diarios y las radios que difunden sus “ideas geniales” pero que a todas luces no son sino elucubraciones de un lumpen neoliberal con investidura ministerial, ¡todo ello con avisos publicitarios de la Universidad Privada San Martín de Porres! La mayoría de periodistas de los canales 2, 4, 5, 9, y sobre todo los del 7, el canal estatal; o trabajan, o tienen horas o tienen becas de Maestría o de Doctorado en dicha universidad; ni hablar de los jueces y fiscales: todos son manejados por el Chino Chang, y mueven los ojos en dirección del tintinear de las monedas que éste les arroja; y pobre de aquel que no se alinea, simplemente es hostilizado hasta su despido, o quiebra, o cierre, (como el diario El Poder, porque ellos fueron los primeros en enfrentarse a Chang y su banda). Por eso el Chino Chang nunca pierde un juicio.
Lo más escandaloso -y esto es cada vez más vox populi-, es lo que Chang hace con el canal 7: él es quien determina la programación del canal del Estado, claro que a favor del Gobierno que lo cobija y proteje; él es el que cambia a los miembros del Directorio de IRTP según sus particulares conveniencias... Como si fuese poco, da trabajo o estudios a toda la familia de Alan García; por ejemplo, a su hija Josefina García Nores, quien es Bioquímica y “trabaja” en el laboratorio de Genética, pero no asiste a laborar, ¡o sea que cobra sin merecerlo!, porque casi siempre está en París, paseándose. Y eso es lo que hizo cuando Alan García estuvo en la desgracia de la que nunca debió salir, porque lo que hizo con el Perú en su primer desgraciado primer “Gobierno”, fue aún más desastroso que lo que nos causó la derrota en la guerra con Chile: Chang creó el Instituto de Gobernabilidad como dependencia de la USMP y entregó su Dirección, envidiablemente remunerada, a quien, cuando ya fue Presidente, le otorgó, a cambio de los favores recibidos, el Ministerio de Educación. Pero hoy Chang es, en carne y hueso y hasta su muerte, el símbolo de la corrupción y el autoritarismo del aprofujimontesinismo, a quienes tenemos que barrerlos de la escena política y social por el bien de la Educación y del Perú.
Quienes conocieron en sus épocas de universitario a este individuo, emblema de la mediocridad junto a la infamia, recuerdan que Javier Diez Canseco tuvo una ardorosa polémica con Carlos Roca, otro aprista de triste recordación; y que Javier fue tan demoledor con sus argumentos, que estos farsantes salieron del recinto universitario “con la cola entre las piernas”. El susodicho Chang, cobarde y matón además de mediocre, no tuvo más salida que decirle “¡cojo!” a quien los había derrotado tan ignominiosamente, lo que seguramente causó a Javier carcajadas y desprecio... Es lo mismo hoy hace con su Presidente-patrón: ofendernos como “comechados” e “incapaces” a los maestros peruanos.
Sería bueno que las autoridades de la PUCP informen oficialmente sobre este fracasado ex alumno, que cuando hizo Estudios Generales, en Ciencias, con código 19750184 -como está consignado en su carné universitario-; este José Antonio Chang Escobedo desaprobó... ¡cuatro (4) asignaturas!, con 08, 04, 10 y 05 en el Tercer Ciclo; ¡y volvió a desaprobar con 06, 09, 03 y 10 en el Cuarto Ciclo!,... ¡y tampoco pudo aprobar en el Quinto, porque sus notas fueron 09, 09, 10 y 06!. O sea, y empleando el lenguaje de Ajá (uno de los diarios favoritos del MED), Chang “es más burro que el asno”, claro que con las disculpas de los animales.
José Antonio Chang Escobedo (a) El Chino, nunca perteneció al tercio superior: él es, y siendo generosos, símbolo del décimo inferior; por ello, sus changchadas definitivamente no pasarán. Es así que tuvo que entrar “por la ventana” a la Universidad Villarreal, por supuesto que con ayuda de su padre, Eugenio Chang, quien era Decano de la Facultad de Educación, y luego Diputado; quien ostentaba, como toda autoridad villarrealina, una cuota de poder en las esferas superiores del “partido del pueblo”, que utilizó por su hijito mimado, por lo que él casi nunca asistía a clases, dándose, eso sí, la "dolce vita", seguro de que siempre sería aprobado en las materias, pero siempre “con las justas” o “por agua caliente”. Hasta hoy se comenta cómo habían cursos a los que este pésimo alumno nunca asistió; pero nadie se explica cómo concluyó con notas aprobatorias; con "actas adicionales" con un solo nombre y una sola nota: él y la de él, el hijo protegido del Decano todopoderoso. Esto está registrado en Registro Central de la UNFV; allí este alumno-burro -siempre según Ajá- tiene ¡¡¡52 "actas adicionales" de 52 asignaturas!!!; atención: "actas adicionales-personales". Pero lo que es caricaturesco hasta el absurdo, es que ¡en un solo día aprobó... diecinueve (19) asignaturas!; y fue el mismo día en que José Antonio Chang Escobedo ¡recibió sus certificados promocionales!.
Este traficante de la educación, que entregó su vehículo privado para el tristemente famoso chuponeo en la época del fujimorismo; que vendía títulos a sus más íntimos, como son los casos concretos de su guardaespalda -quién se hace llamar "Licenciado"-; y de su chofer -a quien le gusta que le digan "Doctor"-, ha superado todo lo imaginable, pues a su socio y cómplice Oscar López Meneses lo ha hecho “Odontólogo” sin siquiera saber aplicar una inyección. También vendió el grado de Bachiller en Derecho al general Carlos Rada Pérez, y a otros más, que incluso aparecen con toda desfachatez acompañándolo -con los demás ministros-recaderos de Alan García-, en las fotos de los periódicos del día; o en las conferencias de prensa que él desarrolla. Allí aparecen estos sujetos de indigna reputación y son los que hoy rodean a Chang, y prácticamente han tomado el MED en beneficio de su banda delincuencial. ¡Y piensan, en su lógica de matarifes de profesión con acreditaciones falsas, que no los vamos a reconocer!
Que, como se sabe, José Antonio Chang Escobedo, para quitarles -a los dominicos- la Universidad Privada San Martín de Porres y convertirla en su negocio principal, obtuvo una Maestría fraudulenta, para luego, ilegalmente por cierto, ser “Decano”, y después, otra vez irregularmente, ser “Rector”, violando la Ley Universitaria y el propio Estatuto de la UPSMP, todo ello con la ayuda del Poder Judicial y del mismo jefe mafioso de la época y amigo suyo: Vladimiro Montesinos Torres, vía Oscar López Meneses y el frustrado candidato al Tribunal Constitucional Javier Ríos (abogado de Chang Escobedo en sus pleitos mafiosos). También tiene en su currículo lumpen-delincuencial, la presunta muerte de los catedráticos Carlos Tovar, Lucio Huamán y Rolando Pecho Caycho, muertes que se deben investigar, crímenes que no deben quedar impunes...
Que este graduado-burro (otra vez el estilo de Ajá ) donó a Blanca Nélida Colán -la Fiscal de la Nación por hechura y a satisfacción de la dictadura mafiosa Fujimori-Montesinos-Hermoza) ¡treinta (30) mil dólares! Pero todos se preguntarán: ¿por qué tiene tanto poder este burro ilustrado? Es que él compra conciencias turbias y necesitadas de vil metal; compra los canales de televisión, compra los diarios y las radios que difunden sus “ideas geniales” pero que a todas luces no son sino elucubraciones de un lumpen neoliberal con investidura ministerial, ¡todo ello con avisos publicitarios de la Universidad Privada San Martín de Porres! La mayoría de periodistas de los canales 2, 4, 5, 9, y sobre todo los del 7, el canal estatal; o trabajan, o tienen horas o tienen becas de Maestría o de Doctorado en dicha universidad; ni hablar de los jueces y fiscales: todos son manejados por el Chino Chang, y mueven los ojos en dirección del tintinear de las monedas que éste les arroja; y pobre de aquel que no se alinea, simplemente es hostilizado hasta su despido, o quiebra, o cierre, (como el diario El Poder, porque ellos fueron los primeros en enfrentarse a Chang y su banda). Por eso el Chino Chang nunca pierde un juicio.
Lo más escandaloso -y esto es cada vez más vox populi-, es lo que Chang hace con el canal 7: él es quien determina la programación del canal del Estado, claro que a favor del Gobierno que lo cobija y proteje; él es el que cambia a los miembros del Directorio de IRTP según sus particulares conveniencias... Como si fuese poco, da trabajo o estudios a toda la familia de Alan García; por ejemplo, a su hija Josefina García Nores, quien es Bioquímica y “trabaja” en el laboratorio de Genética, pero no asiste a laborar, ¡o sea que cobra sin merecerlo!, porque casi siempre está en París, paseándose. Y eso es lo que hizo cuando Alan García estuvo en la desgracia de la que nunca debió salir, porque lo que hizo con el Perú en su primer desgraciado primer “Gobierno”, fue aún más desastroso que lo que nos causó la derrota en la guerra con Chile: Chang creó el Instituto de Gobernabilidad como dependencia de la USMP y entregó su Dirección, envidiablemente remunerada, a quien, cuando ya fue Presidente, le otorgó, a cambio de los favores recibidos, el Ministerio de Educación. Pero hoy Chang es, en carne y hueso y hasta su muerte, el símbolo de la corrupción y el autoritarismo del aprofujimontesinismo, a quienes tenemos que barrerlos de la escena política y social por el bien de la Educación y del Perú.